Mi experiencia en la formación de SEER ha sido reveladora. Como profesora de francés de primaria y secundaria me di cuenta de que las programaciones y las exigencias de los niveles educativos y exámenes internos y externos para conseguir un nivel concreto limitan en la enseñanza. También me ha limitado a mí como profesora.
A lo largo de la formación con SEER he tomado conciencia cómo he dejado a un lado todo el mundo emocional, social y de bienestar de los alumnos para poder conseguir los objetivos meramente intelectuales.
A través de su Metodología VRT he podido reflexionar sobre mi función como profesora y educadora. Si nuestro objetivo como educadores es educar en el bienestar, en la salud, en la libertad y la responsabilidad, la educación actual, o al menos la que yo estaba dando no era la idónea. Educar en valores, permitir crecer a los alumnos darles la libertad para que escojan, darles la oportunidad de escoger y por lo tanto responsabilizarse no es una tarea fácil, implica un gran trabajo personal de los educadores, profesores y maestros […].
La educación emocional, que es la que permite tener una serenidad, motivación personal, establecer buenas relaciones y así sentir emociones positivas a la hora del aprendizaje, en vez de estar inundados de emociones como miedo o rabia por si serán castigados o no, actualmente no se hace en muchas aulas […].
La formación en SEER ha sido un gran descubrimiento de herramientas pero sobretodo de cómo hacer, de cómo dar esta libertad, una libertad que al principio siempre me incomodaba, pero que ahora me permite seguir experimentando conmigo misma y poder buscar cómo aplicarlo en el aula o en las formaciones como educadora.
Marian Alonso
Utilizando el teatro, las dinámicas y los juegos, entre otros tantos recursos, esta formación ha logrado ir más allá de mis propios límites. Hasta ahora, todas las formaciones a las que había asistido se quedaban en el nivel mental. Información intangible, conceptos predeterminados, inamovibles; en las cuales mi papel era escuchar, no cuestionar y aceptar, cómo si de un libro viviente se tratara. Digamos que la parte vivencial corría por mi cuenta.
En cambio aquí todo es diferente, pocos conceptos solamente se explican, muchos se viven y casi todos se cuestionan. “Todo está bien”, esta es una de mis frases preferidas. Nadie nos premia por contestar más rápido, por decir los que esperan que digamos, nadie nos puntúa (ni siquiera con un gesto). No hay un resultado esperado, sino que todos son válidos. Esto permite que el proceso sea realmente enriquecedor, que el
tiempo vivido sea vivido al 100%, aquí y ahora.
Al vivir los conceptos, encarnar las ideas y reflexionarlas es mucho más fácil que se produzca la transferencia. Y esto es lo que ha pasado en mi vida, la formación ha repercutido en mí día a día de una forma bestial. […].
Madile diaz