El recreo, moviéndonos por el espacio.

El recreo, moviéndonos por el espacio.

Los educadores/as estamos presentes en el recreo, estamos compartiendo un espacio privilegiado donde se vivan infinidad de situaciones y momentos diferentes. El educador/a tiene un papel calve como referente en estos espacios, donde la intervención educativa deberá de entenderse desde una pedagogía de ocio y tiempo libre por tal que que el adulto pueda moverse con facilidad.

Tan importante es la intervención educativa, como la vivencia de los adultos, el proyecto de recreo ha de ir enfocado a que los educadores/as puedan vivir con bienestar en su rol. Será vital saber que se nos mueva por dentro en estos espacios.

Así pues, podemos comenzar a preguntarnos.

  • ¿Como vivo el hecho de bajar al recreo?
  • ¿Desde qué emoción lo vivo?
  • ¿Cómo me quiero sentir en estos espacios?
  • ¿Qué podemos hacer a nivel de proyecto para generar un recreo donde me apetezca ir?
  • ¿Qué puedo hacer para vivir mejor?

Por otro lado, el adulto tendrá que hacer que las vivencias en el recreo sean lúdicas y representen una herramienta de transformación individual y colectiva. El adulto, ha de ir más allá de representar una figura de vigilancia, ha de moverse y hablar con las personas con las que compartan el espacio, jugar, proponer alguna actividad voluntaria, gestionar posibles conflictos.

MOVIÉNDONOS

Mantenimiento de un clima de bienestar: El educador/a sostiene las vivencias que se viven, ha de saber gestionar el espacio y las personas por tal de que las experiencias lúdicas de todas las personas puedan vivir desde el bienestar.

Observación consiente: Saber como se mueven los infantes nos permitirá tener información, podremos ver como y con quien se relaciona cada uno de ellos/as, información clave para vivir como son las relaciones entre ellos/as. Una buena propuesta es hacer diferentes tipos de obsevación, ya sea desde un lugar de observación no participativo o jugado.

Vinculación: Como me vincule yo con los alumnos, los compañeros/as o el espacio físico, condicionará las relaciones sociales que se vivan. Somos responsables de entender las relaciones sociales que se están dando y de promover unas relaciones sociales sanas.

Esencia libre: Hacemos lo que hacemos desde la intervención educativa, ha de respetar los elementos claves de los espacios libres (sentimiento de libertad, desarrollo, descanso y diversión). Así pues, a partir de su intervención educativa, el adulto ha de supervisar y promover que estos espacios se vivan como espacios de ocio y tiempo libre.

Nesecidades individuales y colectivas: Hemos de entender qué necesitan los infantes, qué necesidades los adultos, qué necesidades compartimos Teniendo en cuenta las necesidades, podemos enfocarnos de manera coherente en nuestras intervenciones educativas, podemos ver desde qué punto empezamos y así tener éxito de una manera más consistente con las propuestas lúdicas.

Trabajo cooperativo: es importante incluir la voz de los niños y adultos en este espacio, usted tendrá que ver qué proceso se sigue en cada centro para generar un espacio de ocio conjunto. Los adultos y niños/as deberán de tejer puentes comunicativos para crear un proyecto de recreo que escuche a los que conviven en él.

NOSotros: Nosotros tenemos la oportunidad de aprovechar estos espacios para generar aprendizajes significativos, la oportunidad de dar luz al potencial que tienen, la oportunidad de ofrecer momentos lúdicos respetuosos. Nosotros debemos de mirar a los educadores/as con la importancia que tienen, debemos valorar lo que pueden aportar, entender qué recibimos también nosotros de estar allá, debemos movernos por el espacio.

 

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